El sector más duro de Izquierda Unida de Andalucía ha mandado una
El sector más duro de Izquierda Unida de Andalucía ha mandado una señal a la dirección de Diego Valderas sobre la negociación con el PSOE para gobernar la comunidad los próximos cuatro años. Una treintena de asambleas de base —mayoritariamente de la Confederación Unitaria de Trabajadores (CUT), el partido que lidera Juan Manuel Sánchez Gordillo— han acordado este jueves rechazar de plano cualquier tipo de alianza con los socialistas. Esto es: ni Gobierno de coalición ni pacto de legislatura. Los congregados (algo más de un centenar) dejaron abierta la posibilidad de apoyar la investidura de José Antonio Griñán, cuestión que emplazaron a una futura asamblea el próximo día 15, cuatro días antes de la constitución de la nueva Cámara autónoma.
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Para la última de las opciones, la CUT pone cinco requisitos. A saber: la salida de la Junta de los cargos relacionados con los ERE fraudulentos, cuatro meses de empleo público para todos los parados, una renta básica para todas las familias, la prohibición de los desahucios por impago de hipotecas y la creación de un banco público andaluz.
El silencio por el que decantó Valderas se quebró con unas declaraciones del vicesecretario general del PCA, Juan de Dios Villanueva, quien, amén de cuestionar la representatividad de la asamblea, dijo que era una muestra de “desesperación” de Sánchez Gordillo por no ser determinante y llamó a no votar con las “vísceras”.