José María Aznar (el aliado “Ansar” para algunos) no podía consentirlo y ha apretado el vuelo: su gaviota grazna en Nueva York y grazna en Estepona y grazna en… Una cosa está clara: él no va a hundirse en silencio entre la indiferencia de los votantes.
Es una táctica. Otra, curiosamente justo la contraria, de la que ha tomado alguien que va incluso peor que él: Mariano, cuya gaviota intenta sin éxito levantar vuelo…, en un espeso silencio. Ni siquiera se queja del guano que sobre ella va echando la otra gaviota, la que grazna sin parar, y que sin duda le mancha las alas.