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Susana Díaz y José Luis Rodríguez Zapatero, en la clausura del congreso celebrado en Granada.
¿Se ha vuelto loca Susana? ¿Qué hace clausurando el congreso al lado de Zapatero? Estas preguntas corrieron el pasado fin de semana de boca en boca entre los delegados que asistieron al congreso andaluz del PSOE, extrañados por el protagonismo que la recién elegida secretaria general del partido en esta comunidad le dispensaba al expresidente del Gobierno. Quienes estaban al tanto de la trastienda con la que se organizó el cónclave sabían que había una explicación. Durante la pasada conferencia política celebrada por los socialistas en Madrid, Susana Díaz aprovechó una conversación con Felipe González para invitarle a su congreso, convocatoria que éste rechazo alegando problemas de agenda debido a un viaje internacional.
En el equipo de Susana Díaz se reconoce que su objetivo inicial era clausurar el congreso andaluz con Felipe en primera fila, consciente de que su abrazo con él iba a ser foto de portada al día siguiente en muchos medios. A Díaz se le ha comparado con González por su acento, su vocabulario y su forma de mitinear, algo que a ella le agrada por lo que el expresidente supone de referencia para el socialismo español y el andaluz, en particular. Sin embargo, su plante le llevó a utilizar a Zapatero como segundo plato, sabiendo también que Andalucía es la comunidad autónoma en la que éste conserva todavía algunos apoyos entre la militancia y donde se valora, sobre todo, el empuje que le dio a la ley de Dependencia, sumado al derroche que hizo de gasto social, incluso cuando las alertas tempranas de la recesión se habían disparado en La Moncloa.
Según comentaban ayer algunos parlamentarios socialistas, este protagonismo que tuvo Zapatero el fin de semana junto a la heroína andaluza le ha venido como anillo al dedo para enlazar este martes con la divulgación de su libro, en la que el expresidente ha querido dosificar sus momentos de gloria. A la comparecencia de ayer ante los periodistas se sumará mañana jueves otra exhibición pública en Madrid en la que podrá medirse la salud de la que goza su parroquia a la hora de digerir la bola de justificaciones con la que pretende disculpar su tarea de gobierno durante cuatro años de crisis.