Horizonte 2018: precariedad y movilización social para los jóvenes
En los próximos cinco años aumentará la precariedad laboral, la brecha entre ricos y pobres, se reducirán las rentas reales de los hogares y las políticas sociales
Los datos proceden del estudio "La sombra de la crisis. La sociedad española en el horizonte 2018", elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud
El empeoramiento de la situación económica de las familias se plasmará en una mayor desconfianza en las instituciones
La sombra de la crisis será alargada. Más pobreza, más desigualdad y menos políticas sociales. Es el panorama que dibuja el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un ente promovido por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD), en su estudio "La sombra de la crisis. La sociedad española en el horizonte 2018".
"La crisis va a dejar una serie de constantes que no se disolverán con las mejoras de la economía. Dejará una sociedad totalmente distinta", apunta Ignacio Calderón, director general de FAD.
Las nuevas generaciones protagonizan una gran parte de las conclusiones del informe. "El estudio no presenta un futuro fácil", expone Megías. Los jóvenes españoles ya sufren la tasa de desempleo más alta de la Unión Europea, de un 57,7%, según los datos de la oficina estadística europea Eurostat, y las perspectivas no son mejores, según los expertos.
En cinco años, "la trayectoria laboral fragmentada y de mala calidad de los trabajadores influirá negativamente en sus derechos sociales", apuntan. Sus previsiones estiman que en 2018 la tasa de paro seguirá por encima del 20%, a pesar de que se reducirá la población activa en España (sobre todo por el aumento de los mayores de 65 años).
La falta de trabajo provocará un incremento de las familias intergeneracionales. Abuelos, padres e hijos compartirán techo por necesidad. Distinguen tres situaciones predominantes: personas de tercera edad que no pueden permitirse una residencia y viven con sus hijos, jóvenes que no pueden independizarse ante la falta de empleo (o que habiéndolo hecho en el pasado no pueden pagar el alquiler o la hipoteca) y las familias monoparentales que regresan con sus padres.
"Habrá una mayor complicidad generacional", afirma Megías. Los expertos estiman que las relaciones entre familiares se reforzarán debido a esta convivencia forzosa. "La familia será el colchón fundamental para sobrevivir a la crisis", lo que provocará, según Megías, que ocupe un lugar destacado frente a las instituciones: "La familia cubre la ineficiencia de lo público".
Además, se abren tendencias preocupantes en cuanto a la desigualdad de género: las mujeres serán las que asuman el mayor peso de las responsabilidades del cuidado de sus ascendientes y descendientes. Aumentará el número de mujeres a cargo de sus padres y sus hijos, acentuado por la creciente longevidad de los ancianos, la disminución de las políticas sociales para la dependencia y el retraso de la emancipación de los jóvenes.
El informe arroja un dato: en 2018, el porcentaje de mujeres de 18 a 34 años que viva con sus padres se situará a 10 puntos por encima de la media europea.
Los jóvenes responderán fundamentalmente de tres formas ante esta situación: continuarán su formación (aunque el informe apunta que no conseguirán materializarla en puestos de trabajo adecuados a sus titulaciones), emigrarán más al extranjero y se involucrarán de forma activa en los problemas sociales.