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En las últimas semanas asistimos a un verdadero juego del lenguaje entre los principales aspirantes a la secretaría general del PSOE, porque es a través de las palabras donde Sánchez y Madina intentan ganar un espacio dentro de un mismo espacio de competición, un punto de ese espacio común del que apropiarse y justificar que uno u otro es el más adecuado para liderar a la militancia socialista, pues la carrera por la secretaría general del PSOE es también una carrera por apropiarse de un campo semántico y ser capaces de presentar dos discursos para un mismo lugar común.
Madina inauguró lo que sería su discurso regalando algunas palabras claves del lenguaje que utilizaría en su campaña:  recuperar la “vocación de mayoría”, “tiempo nuevo”, y su ya conocido “shock de modernidad”. Esta serían las bases de su discurso, y sus inicios de campaña, una carrera por demostrar que sería él el candidato de la unidad, de la mayoría, de un tiempo nuevo. Sánchez, sin embargo, irrumpió en las trincheras de la semántica con un discurso rompedor en lo habitual entre los dirigentes socialistas, ganando un espacio, al menos en lo retórico, más que a la izquierda, abajo que Eduardo Madina; esto es, dejando claro que él es el candidato de la militancia: “quiero dirigir un cambio con cabeza y corazón”, “con el corazón de la militancia”, para ser un candidato “en la carretera” que se compromete a estar “poco en Ferraz y mucho en el territorio”.
Y aquí no hacía más que empezar la primera disputa semántica entre ambos mediante una ligera estrategia de “creación del adversario”: Sánchez, haciéndose llamar el candidato de la militancia, daba a entender, por simple oposición, que Madina era el candidato del aparato del partido. Por ello Madina comenzó a hacer guiños, gestos, y como no, palabras para recuperar ese terreno, que de momento se iba librando fácilmente el diputado madrileño, a pesar de haber sido el vasco una de las voces que desde hacía meses abanderaban la causa de un militante un voto para acercar el partido a las bases.
En dos entrevistas diferentes publicadas en medios diferentes, preguntados por si la salida a la crisis está más a la izquierda o al centro, Madina respondió que “está a mayor profundidad del espacio político, conceptual y programático e ideológico en el que siempre se ha situado el socialismo en España (…) Ni derecha, ni centro, ni izquierda, sino preguntarnos a nosotros mismos qué queremos hacer y responder con credibilidad y contundencia con un proyecto tranformador”. Pedro Sánchez, en cambio, marca la diferencia con respecto a su contricante y responde tajante con dos ideas fundamentales:”La salida a la crisis está por una intervención del Estado en la economía y por marcar las diferencias claramente con el Partido Popular.
Si Eduardo Madina juega en el terreno de la razón, Sánchez sabe que donde mejor se desenvuelve es en el campo de la emotividad. Madina, de mirada fija, pero siempre en un punto que sólo él parece reconocer, es un hombre teórico, sabe reflexionar, mide sus palabras, y sus respuestas siempre persiguen la coherencia, por eso sabe qué palabras utilizar cuando quiere dar un titular. Sánchez, en cambio, tira del afecto y en lugar de buscar las raíces de su discurso en una lengua ajena, construye la suya propia, y asume que no es relevante comprender la significación del lenguaje, sino su uso.

Tag(s) : #NOTAS DE PRENSA
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