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                                                          Estepona 27 de Julio de 2012

EL CASO ESPAÑOL: DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL A LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES

Haré una rápida incursión en los orígenes de la actual situación económica-financiera y política de nuestro país. Lo haré, para no desandar la historia más de lo aconsejable, partiendo de la revolución industrial como origen del secular retraso de nuestro país con respecto a nuestros vecinos allende los pirineos.

De entrada, nos enganchamos tarde a todo lo que supuso la revolución industrial; la primera, 1760-1830, mientras Europa; primero Inglaterra y después la Europa continental, se despertaban, entre los siglos XVIII y XIX, a un nuevo sistema productivo, intelectual y político, abrazando el liberalismo tanto a nivel político como económico, España comenzaba una de sus guerras fratricidas, las llamadas guerras carlistas. Frente al librecambio emergente nosotros seguíamos aferrados al proteccionismo, proteccionismo a los cereales, proteccionismo a la textil catalana, proteccionismo a la siderurgia vasca y asturiana. En resumen el proteccionismo como señal inequívoca de la debilidad estructural de la burguesía y por ende de la clase política española.

Se sintetiza este periodo definiéndolo como el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la humanidad desde el Neolítico. Pues bien esa transformación fue la que se perdió este país.

Mientras, el siglo XIX va camino de consolidar la llamada segunda revolución industrial, 1870-1914, aquella a la que se sumarían países de la Europa continental como Francia, Alemania y también emergen Estados Unidos y Japón; mientras España se desangra perdiendo Cuba, Filipinas y Puerto Rico como consecuencia del tratado de Paris de 1898. A la talla de intelectuales como Machado, Juan Ramón…la Generación del 98, no le acompañan líderes políticos con sentido de Estado. Espartero, María Cristina…

Por no ponernos no nos poníamos de acuerdo ni con las guerras y andábamos los españoles con nuestras guerras particulares, las guerras carlistas, la guerra de África y nuestros seculares golpes de estado, el de Odonell, el pronunciamiento de Martínez Campo y la disolución del Congreso por el General Pavía y más  adelante el golpe de Estado de Primo de Rivera y así, mientras en Francia o Inglaterra y más adelante en Rusia, cuando se produce una crisis se le corta la cabeza al Rey, en España en época de crisis acudimos a un Rey.

Mientras todo esto sucede, permítanme los saltos adelante y atrás en la historia, se produce el intento de asesinato de Alfonso XII, y los asesinatos de Cánovas, Prim, Canalejas y Dato. La semana trágica de Barcelona y la Huelga General de 1917 y los sucesos de Casas Viejas en 1933.

No quisiera, que en uno de estos saltos hacia delante y hacia atrás, dejara de mencionar lo que supuso, entre tanto desconcierto, republicas, monarquías y gobiernos provisionales, la Generación del 27; mientras  que la del 98  nació al unísono de la perdida de los últimos territorios de Ultramar, la del 27 supuso un hálito de esperanza en la posibilidad de vencer el odio que se iba generando y que desembocaría en el golpe de Estado de Franco, Mola, Queipo y compañía, porque claro nos faltaba nuestra asonada particular, que ya había llovido desde las Guerras Carlistas.

Y mientras los españoles andábamos con nuestras guerras, golpes de estado y pronunciamientos militares, Europa se veía abocada a la primera guerra mundial, que al igual que en la segunda  y a pesar de la  neutralidad española o precisamente a causa de ella, nos deja paradójicamente al margen de las reformas financieras y de los procesos de innovaciones tecnológicas, científicas y sociales, y sobre todo después de la segunda guerra mundial, con el lastre de una guerra civil, nos quedamos al margen del esfuerzo internacional por reflotar las economías de los países beligerantes, tanto vencedores como vencidos y en eso llegó la dictadura de Franco y cuando Europa abominaba del nazismo y del fascismo en España no solo se instauraba sino que se consolidaba el Nacional-Catolicismo. Y mientras Europa bajó el brazo nosotros seguíamos  extendiéndolo cara al sol mientras esperábamos a un Míster Marshall que no llego nunca. Gracias Berlanga.

Los años cuarenta nos presentan una etapa autárquica, ese intento de autoabastecimiento que condujo a los españoles a la miseria y el hambre y donde el estraperlo era una de las formas más  “dignas” de sobrevivir y donde la falta de capital extranjero, más  preocupados en restablecer sus maltrechas economías, hace que la ideología falangista imponga su política económica, el autoabastecimiento, y que la Iglesia cope los programas educativos. Mientras Europa se recompone en España, los terratenientes, la cartilla de racionamiento y el estraperlo marcan la agenda cotidiana.

Durante este periodo, España no es invitada a la Conferencia de San Francisco y queda excluida de la ONU, lo que acentúa aun más  su aislamiento político y económico. Tampoco fue invitada a la Conferencia de Bretton Woods ni a la Conferencia de La Habana y, como consecuencia de ello, no pudo ser país miembro fundador del FMI, ni del BM, y tampoco de la Parte Contratante del GATT, donde se establecieron las rebajas arancelarias. No participamos en el Programa de Recuperación de Europa —Plan Marshall— de 1948, origen de la cooperación económica en el continente, que de manera determinante, contribuyó al despegue y el desarrollo de Europa. Corríamos el riesgo de quedarnos fuera de la tercera revolución industrial, la que abarca desde 1945 hasta finales del siglo XX.

 

Los años cincuenta marcan una cierta apertura al exterior, pero mientras en gran parte de Europa empiezan a emerger las políticas Keynesianas como estrategias para combatir el paro y el desempleo y en el que empezaron a aflorar conceptos como política fiscal, en España comenzamos a exportar mano de obra, la emigración, y una nueva industria comienza a emerger, el turismo. La incipiente liberalización de los mercados hace de la emigración una fuente de ingresos, en divisas, importante.

Cerraremos este ciclo con una reflexión, el aislamiento económico que provoco el régimen franquista impidió que España participara desde el principio en la creación de foros e instituciones internacionales, situación que se prolongó hasta 1959 con el llamado Plan de Estabilización y los Planes de Desarrollo de López Rodó. La llamada guerra fría contribuyó a impulsar de manera notable las relaciones de  España y a romper tímidamente el aislamiento internacional, gracias al acuerdo con EEUU, más  producto de intereses militares que de una cooperación económica.

Por primera vez desde la revolución industrial, comenzábamos a aportar al resto de la comunidad internacional, estamos hablando de los años 60, ha tenido que pasar un siglo y mientras, se nos fueron quedando en el camino del exilio, el olvido o el asesinato, los Machados, Picasso, Lorca, Hernández, Juan Ramón, León Felipe, Alberti, Ochoa. La Cierva, Monturiol…

Los sesenta suponen la eclosión del turismo, las suecas, Torremolinos, el sol y la playa y Mayo del 68, al que también llegamos tarde, tan tarde que casi tuvimos que reengancharlo con el primer movimiento contracultural en nuestro país, allá por los finales de los 70, diez años después y que supuso la movida madrileña, luego exportada al resto del territorio.

Y ya de lleno en la democracia, el último esperpento, Tejero y su golpe y el surgir, quizás, de uno de los pocos estadistas que ha dado este país desde el XIX, Felipe González y por fin empezamos a ser Europa, la OTAN y la integración de España en la CEE.

El siglo XXI amaneció de la mano de la moneda única, que no quiso robarle oropeles al nuevo siglo y nació justo un año antes y casi a hurtadilla se le fue pegando el ladrillo como si de una garrapata se tratase y crecieron como setas las urbanizaciones y las segundas y hasta terceras residencias y las hipotecas subprime y en medio la foto de las Azores y las torres gemelas y el 11M. Los hilillo de plastilina de Rajoy y los brotes verdes de Zapatero y la alianza de civilizaciones, y todo lo que ustedes quieran añadir.

Me preguntaba un buen amigo que qué habíamos hecho mal en este país para estar como estamos.

SERGIO LÓPEZ

Tag(s) : #ARTICULOS DE OPINION
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