LA VANGUARDIA
O cómo la distopía de Huxley se hace realidad
Reemprendemos este boletín semanal después de la merecida pausa navideña. Es necesario hacer un parón para coger más fuerza para lo que viene. Y este 2025 es un año que llega cargadito y nos va a obligar a estar muy atentos en todos los sentidos para intentar explicarles bien todo lo que acontezca. Siempre hemos defendido en esta Casa que el periodismo no puede caer en el pesimismo y nuestra gran influencia en la sociedad nos obliga a actuar con prudencia y sortear el catastrofismo. Sin embargo, este año se presenta con muchas amenazas que debemos explicar, sin poner más sal en el plato que la estrictamente necesaria.
En este sentido, ya en estos primeros días del año vale la pena hacerse la pregunta de si el mundo avanza hacia la dirección correcta o se desvía peligrosamente hacia no se sabe dónde. La figura clave de este inicio de año es Donald Trump, a punto de tomar posesión de la Casa Blanca el próximo 20 de enero. A la espera de saber cuáles serán sus decisiones a partir de ese día, ya se ha dejado llevar por su incontinencia verbal y ha anunciado planes de expansión, en el canal de Panamá, en Canadá o en Groenlandia. No son bravuconadas sin sentido. En relación con la gran isla del Ártico, les recomiendo la información de Piergiorgio M. Sandri en el suplemento Dinero sobre la riqueza de esta tierra por sus materias primas claves para la industria. Trump ha dejado caer su intención de ocupar la isla o comprarla. Puede parecer una extravagancia, pero Estados Unidos ya recurrió a sus fondos públicos para adquirir territorios externos como Luisiana a Francia (1803), las islas Vírgenes a Dinamarca (1867) y Alaska a Rusia (1867). El deshielo provocado por el cambio climático hace que estas zonas heladas se conviertan en mucho más accesibles y la explotación de los minerales de esta zona atrae a potencias como Rusia o China. Si quieren saber algo más sobre ello nuestra revista Vanguardia Dossier le dedicó un número especial que sigue estando de plena vigencia.
Groenlandia, la isla objeto del deseo de Trump
Trump llega a la Casa Blanca con el descrédito de ser el primer presidente en la historia de los Estados Unidos que tomará posesión después de haber sido condenado por delitos penales. El juez Juan Merchan de Manhattan emitió un veredicto en su contra por el caso Stormy Daniels. Ya saben, la actriz porno a la que pagó a cambio de que no revelara la relación que habían mantenido. A pesar de ser considerado culpable, por su condición de presidente, Trump fue puesto en libertad “sin encarcelamiento, multa ni supervisión de la libertad condicional”.
Y si todo ello no fuera suficiente, la que será su mano derecha en su futura Administración, el magnate Elon Musk, está logrando sacar de quicio a medio mundo por su intervencionismo en la red social X, de la que es propietario, para tratar de influir en la opinión de los usuarios y favorecer a las formaciones de extrema derecha. No se pierdan el análisis de siete corresponsales de La Vanguardia sobre la influencia de X en diversos países de Europa. Musk está imparable y no parece importarle algo que se llama diplomacia. Ha roto todos los esquemas. Es el hombre más rico del mundo, ocupará un cargo de altísima responsabilidad en la Administración de Trump y ello no le impide hacerle una entrevista a la candidata de la ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, donde reitera su idea de que este partido es el único que puede salvar Alemania.
La ideología de Musk se expande a través de X y contribuye al crecimiento de la extrema derecha global. En este interesante artículo de Ramon Aymerich se observan los mecanismos utilizados para ello. Pero sería un error pensar que la ultraderecha crece solamente por este motivo. Los errores de las formaciones de izquierda o de los conservadores más tradicionales cuando han ocupado el Gobierno también deberían ser tenidos en cuenta. Sirve bien como pauta de reflexión sendos artículos en esta línea de Manuel Castells y de Norbert Bilbeny.
El novelista Aldous Huxley, autor de 'Un mundo feliz', gesticula durante una entrevista
Dicho esto, no podemos dejar pasar por alto como sociedad democrática la maquinación que supone la labor que Musk está haciendo en X. Cada día más convencidos de que acertamos con nuestra decisión de dejar de publicar nuestros contenidos en esta red social y viendo cómo el número de entidades, medios y particulares que lo esta haciendo se multiplica. No he podido evitar estos días la tentación de releer el clásico de Aldous Huxley, Un mundo feliz, y tengo la sensación de que Musk está repitiendo aquella distopía. Un mundo con mensajes simples dominado por la tecnología y donde ha desaparecido la literatura, la cultura, el arte, la religión o la filosofía. Huxley hace pronunciar a uno de los jefes de este nuevo mundo, el Interventor Residente de la Europa Occidental, una frase bien significativa: “La Historia es una patraña”. Es un mundo creado y alterado genéticamente y donde se busca uniformizar a los humanos mediante técnicas de propaganda. Es un buen ejemplo de lo que ya es hoy el algoritmo de X que permite distribuir todos los contenidos al gusto de los responsables de la red y no de la audiencia.
Estos días otro gran gurú del mundo de Silicon Valley ha dado el paso para alinearse junto a Musk. Ni más ni menos que el hombre fuerte de Meta, Mark Zuckerberg. En una decisión influida por la victoria electoral de Trump, decidió eliminar el equipo de verificación de Instagram y Facebook para evitar “la censura de contenidos”. A partir de ahora todo se podrá decir y publicar en la línea de lo que ya hace X. La mínima contención solo se tendrá en cuenta en casos relacionados con las drogas, terrorismo o explotación infantil. El paso dado por Zuckerberg sitúa a todas estas redes sociales en otra dimensión respecto a lo que son los medios de comunicación tal y como explica con brillantez José María Ridao en este artículo. Sobre este mismo tema, les dejó aquí otro buen análisis de Josep Maria Ganyet.
Zuckerberg explicó en un post el cambio de política de revisión de contenidos en Facebook e Instagram
Y una derivada interesante: la batalla entre Musk y otro magnate americano, Jeff Bezos, por el control de los satélites en España. Amazon ofrece internet a más bajo coste del que ofrece Starlink, la empresa de Musk. Lo divulgó nuestro compañero Fernando H. Valls.
Pero no solo hemos de compartir este mundo con Trump y Musk. Esta última semana se ha consumado el gran fraude de Venezuela con la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro. Todavía estamos esperando que presente las actas de su supuesta victoria del pasado 28 de julio. La inmensa mayoría de la comunidad internacional rechaza su acceso al poder, pero el presidente venezolano ejerce de dictador gracias al poder que le da un Ejército cohesionado a su alrededor. Estados Unidos y la UE anuncian más medidas de presión con fuertes sanciones económicas, pero el régimen chavista se mantiene inalterable.
Las recomendaciones del director
Como cada lunes, les dejo aquí mis recomendaciones de esta última semana que no se pueden perder:
- Una brillante narrativa visual sobre los 100 años del metro de Barcelona
- Y otra muy dura sobre las muertes por violencia de género durante 2024
- Un buen resumen del aniversario de la operación contra Grifols y cómo la empresa catalana ha aguantado el envite
- Un informe con datos estremecedores sobre la pobreza en España
- Una entrevista de Carina Farreras al director de educación de la OCDE que fija los contenidos del informe PISA
- Una buena explicación del cambio climático y porqué 2024 ha sido el año más caluroso de la historia
- Y cómo ha influido en catástrofes como los incendios en California, que todavía no se han apagado
- Una narrativa visual muy original sobre el Ramen. Todo lo que usted quería saber y no se atrevía a preguntar sobre este manjar
- Y acabamos con las recomendaciones literarias para este 2025 en narrativa traducida
- Y ahora las novedades en catalán y castellano
Feliz semana.