La rebaja de sueldos que pide el FMI no funcionó en Irlanda y Letonia
Irlanda y Letonia, los dos modelos propuestos a España por Olli Rehn para defender en España la propuesta del Fondo presentan algunas mejoras, pero a costa de aumentar la pobreza y las desigualdades.
Hay esperanza. Es la idea que el pasado martes quiso lanzar el comisario europeo de Asuntos Económicos. Olli Rehn eligió un medio poco habitual, su blog, para propagar un mensaje de alta tensión política: España no tiene por qué resignarse a unas tasas de paro abismales y a un crecimiento anémico. Pero si quiere salir del hoyo, debe hacer grandes esfuerzos. Tan grandes como, por ejemplo, que los trabajadores acepten una rebaja general de salarios del 10%. En esta peculiar versión de la parábola del hijo pródigo, el vicepresidente de la Comisión Europea señalaba dos ejemplos para España: Irlanda y Letonia, “dos historias de éxito”, según la expresión de Rehn.
Pero si se amplía el foco sobre estos dos países, no parece tan claro el “éxito” del que habla el finlandés. Al margen de las diferencias entre ambos modelos, la dura medicina aplicada en los dos países ha disparado la población al borde de la pobreza —en el caso de Letonia el 40%, el segundo mayor porcentaje en la UE—, y ha hundido la demanda interna.
La doctrina oficial prefiere pasar de puntillas por el alto precio que han pagado los letones. El Gobierno de Riga despidió a un tercio de los funcionarios, y los que se quedaron tuvieron que aceptar reducciones de sueldo de hasta el 40%. Riga cortó ayudas sociales y aumentó impuestos. La pérdida de poder adquisitivo de todos los ciudadanos, no solo de los empleados públicos, se dejó notar en la demanda interna, que en 2009 cayó más del 27%.
Al margen del éxito o fracaso de las recetas aplicadas en Riga o Dublín, los comentarios del comisario europeo Rehn también han suscitado dudas sobre la capacidad de exportar el modelo de un país de dos millones de habitantes como Letonia a otro con 46 millones y que es la cuarta economía de la eurozona, como España.
En su blog, Rehn decía que aquellos que rechacen automáticamente sus propuestas “cargarán sobre sus hombros la enorma responsabilidad del coste social y humano” de tener seis millones de parados. Si estuviera en lo cierto, las culpas estarán muy repartidas. Su mensaje logró la proeza de poner de acuerdo al PP, el partido del Gobierno, a los de la oposición; a sindicatos y a empresarios. Todos le dieron un no rotundo.
La modesta bajada del paro se explica también por las masas de letones que han abandonado el país en los últimos años. Desde 2000 hasta 2011, la población ha caído un 13%.